miércoles, 3 de febrero de 2010

GEIN: CAEN PETALOS DE MI ALMA DORMIDA



Acero:

Este pequeño poema que te envié hace años integrando mi novela "DEL MISMO TRIGO", fue escrito cuando el siniestro accionar de un hombrecillo de papel moneda, dejó al GEIN casi en escombros, pues sin medir las consecuencias de su pérfido acto, cercenó de cuajo los pilares de su noble estructura, y por ende, "SL" se paseó y se pasea orondo por los tribunales nacionales e internacionales.

En dicha ocasión fuiste destinado para ocupar una silla solitaria en la Dirección de Instrucción, de la Av. Aramburú, ya que ni escritorio te asignaron.

Han pasado 17 largos años, y las cinco estrofas del poema acompañan como una letanía tu andar de impoluto mirar.

Cuando caminábamos por el pasillo del palacio de la injusticia, camino hacia la libertad entre reporteros y vítores espartanos, sentí muy hondo el último verso: "y hoy que Benedicto camina errante, el GEIN le canta al amigo", porque fue un canto épico el que retumbó en las paredes de la raída mansión judicial, canto que escuchó claro y fuerte el "juez", y debe haberse sentido más miserable que la miseria misma, sobre todo al haber abdicado al criterio de conciencia del juzgador por una mísera prebenda.

El pueblo, que al final siempre resulta sabio, le ha iniciado la cuenta regresiva al abyecto hombrecillo, quien también debe sentirse miserable dentro de su castillo de naipes. Por su parte la prensa, al haber medido con calculado propósito su tarea informativa, también ya debe haberle bajado el pulgar.

Un fuerte abrazo,

Nalo


GEIN: CAEN PETALOS DE MI ALMA DORMIDA


¿Es fácil mantener una permanente sonrisa de máscara?

creo que no, porque cuando el país se desangra

el sentimiento hinca, la risa se escapa

y de las venas brota el llanto.


¿Será posible que una década de pena, sea el pago justo?

yo digo: "Prefiero muchos años de angustia

si hubo una hora de entrega por la Patria;

más si trajo paz, es el cielo mismo".



Nunca degradamos ni maltratamos al hombre caído,

menos si creyó en senderos equivocados

y aún cuando nadie agradezca el trato

nos basta con nuestro trabajo.



Jamás preguntes por qué estamos tan nostálgicos,

tampoco nos pidas pantomimas ni maquillaje,

pues como expertos en silentes luchas,

ya hallaremos un momento de calma.


Peruano, nunca olvides que en nuestras largas noches,

fuiste el más bello ejemplo de temple y coraje;

y hoy, que Benedicto camina errante,

el GEIN le canta al amigo.

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