domingo, 2 de septiembre de 2012

LA HUMILDAD DE DON HERBERT ROSAS BEJARANO



Autor: Luis F. YUNIS H.

Don Miguel de Cervantes Saavedra, nos refiere en el famoso Coloquio de los Perros que "la humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea". 

Opinaba así el príncipe de los ingenios, que la modestia y la discreción mejora las demás virtudes y enriquece la personalidad. Sin duda alguna, el novelista y poeta estaba en toda su razón. No hay virtud más loable que la humildad, la modestia, la sencillez y la moderación - eso hace grandes a los hombres -. 

Viene esta reflexión a mi mente y que me permito hacerla pública, porque he experimentado un hecho que considero trascendente y ejemplarizador en un hombre actual dentro de nuestro contexto de presunciones y petulancias, con honrosas excepciones obviamente. Un varón, que pese a ostentar un cargo, sin duda alguna, importante; y un grado jerárquico muy significativo, y que no ha permitido que ello lo ciegue ni lo obnubile. Hallé en este hombre transparencia, simplicidad, naturalidad, afabilidad y una gran dote de sinceridad. 

He conocido a lo largo de mi vida a muchos personajes de igual, mayor y/o menor jerarquía y de similares cargos estatales donde la vanidad, la jactancia, la soberbia, la altanería y la pedantería se hacían casi visibles en sus movimientos corporales, en sus limitados razonamientos y en sus estúpidas formas de dirigirse a sus conocidos, amigos, subordinados y personas en general; sin embargo, a la vuelta de la esquina despojados de su andamiaje pasajero, se convirtieron nuevamente en barro y miseria, pero, con el peso oprobio de que aquellos conocidos amigos y subordinados los contemplaran con ojos lastimeros. 

Pero hoy, deseo referirme y “sacarme el sombrero” como diría mi abuelo, mi padre y los viejos antiguos, por aquellos hombres que se ganaron un especial respeto por su especial forma de ser y proceder. Me refiero  a don Herbert ROSAS BEJARANO, General de la Policía Nacional del Perú en situación de actividad, y Director nada más ni nada menos que de la Dirección contra el Terrorismo. Jamás lo había conocido personalmente, obviamente, había escuchado de él por amigos en común, por sus atinadas entrevistas televisivas y radiales propias de su alta envestidura, y especialmente por sus certeros comentarios a las diversas publicaciones en la red social, y modestamente a algunos artículos del suscrito.

 El destino permitió que coincidiéramos hace pocos días convocarnos, indistintamente, en el club “Las Casuarinas” y como quiera que yo deseara conocer a don Herbert ROSAS BEJARANO por la curiosidad propia del aspirante de escritor, me permití preguntar entre los amigos en común si conocían a esta personalidad. La respuesta fue inmediata y para sorpresa me dijeron que se hallaba a algunos metros de donde yo estaba y que si lo deseaba me lo presentarían. No dude y fui a su encuentro acompañado de quien me haría la presentación. 

Don Herbert estaba acompañado de un grupo cerrado de amigos, presumo que de su promoción, pero, cuando fui presentado se permitió un espacio estrechándome cordialmente la mano y esbozando una sonrisa me dijo: “Hola Lucho, ¿como estas? placer de conocerte” – me dejo estupefacto – primero porque conocía mi nombre y luego por hacerme saber de mis modestos logros. 

De inmediato, me presentó a su señora esposa, para luego agregar “que se sentía complacido que un hermano institucional continúe en la senda del esfuerzo que conlleva al logro de objetivos, y que transmitiera su saludo a todos los hermanos PIP sea cualquiera el lugar del mundo  donde se hallaran” continuó manifestándome “que él se encontraba a disposición de los asociados de ASOGLOPIP porque valora el esfuerzo de hacerse de un espacio lejos de la tierra que los vio nacer”.

 Le di las gracias y le hice saber que sus palabras las haría conocer a los miembros de nuestra Asociación y que particularmente estaba complacido de conocerlo porque pese a sus múltiples ocupaciones se permite un tiempo y espacio para opinar fraternalmente y transmitir ideas sanas y positivas, sin alarde y desde una perspectiva simple y coherente que refleja la transparencia de su elevado y modesto espíritu. 

Nos estrechamos las manos y nos despedimos. 

Sus palabras las percibí completamente sinceras y vi en él a un hombre integro y probo. 

Pocos días después tuvo la gentileza de invitarme para una ceremonia que se llevará a cabo el 12 de Setiembre donde se recordará la epopeya del gran trabajo del GEIN en la pacificación de nuestro país, permitiéndose confiar en mi algunos aspectos emotivos e institucionalistas que prefiero guardar en reserva y que será trascendente en la solemnidad del día institucional.

Don Herbert ROSAS BEJARANO, Dios le de muchos años de vida y que El en su infinita misericordia siga guiando su camino. ¡Honor y Lealtad! 

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